Inspirado en algunos apartes de “Museo de la novela de la Eterna” del escritor argentino Macedonio Fernandez, Alberto Lezaca indaga en las posibilidades de la creación plástica como generadora de narrativas ficcionales. El espacio de la galería es sometido a modificaciones convirtiéndolo en una suerte de bodega o lugar de almacenamiento. Las pinturas y esculturas expuestas se constituyen en un recuento o catálogo de objetos imaginarios recurrentes en el lenguaje visual propuesto por el artista durante los últimos años. La pieza de Alberto Lezaca pertenece a una serie de instalaciones consecutivas que se han mostrado, entre el año 2017 y 2018, en varios espacios de exposición de Latinoamérica. PROGRAMACIÓN ORIENTADA A OBJETOS es la tercera de las 4 configuraciones de pinturas, esculturas e intervenciones en el espacio que Lezaca ha construido utilizando una y otra vez los mismos elementos, conjugados en diferentes disposiciones respondiendo a las características del edificio en el que se exhiben. Más que iniciar nuevos proyectos, siento que él busca pretextos para reconfigurar de distintas formas un set de intereses formales muy definido: Superficies de color plano y severa definición estructural, proyecciones mentales de modelos y arquetipos ideales en el espacio, texturas lisas y aparatos extraños de función indeterminada, literatura vanguardista y sci-fi. La entrega total a la reconfiguración de estos elementos, que en su obra evade una narrativa, denuncia social o cualquier objetivo explicativo claro, es una manera de exaltar su investigación sensible de refinadas soluciones formales como una propuesta eminentemente abstracta, táctil y contemplativa. La serie de instalaciones de las cuales PROGRAMACIÓN ORIENTADA A OBJETOS hace parte, se inspiran en uno de los libros más importantes de la literatura latinoamericana: Fernández, como Alberto Lezaca, insistió en la artificialidad del arte y desde allí quiso luchar contra el naturalismo del arte tradicional. Estoy seguro que ambos artistas estarían de acuerdo en que el arte no necesita imitar a la vida, pues en la contravención de las normas de la naturaleza que permite la poética hay un terreno evocador y fértil para el pensamiento. Al respecto, el argentino escribió en la segunda página de Continuaciones de la nada, lo siguiente: “Amo y cultivo la nada insolemne, no me refiero a la nada voluminosa en páginas de tanto discurso y memorias. Sería deplorable que el lector se extraviara en lo existente cuando yo le prometo como único arte pasearlo en las espesuras de la nada. Comience, pues, la nada y no con poco bulto; como ocupa lugar, sólo lo que quepa de ella en este libro tendrá el lector. Pero no la piense concluida” William Contreras Tomado del catálogo de la exhibición “De mí, el mundo”, realizada en Sala de exposiciones Cámara de Comercio de Bogotá, bajo la curaduría de William Contreras.
Estas operaciones son completamente coherentes con la manera en que Alberto Lezaca labora desde finales de los años 90, pues ya entonces su trabajo avanzaba a través de reelaboraciones y series que dislocaban los mismos referentes visuales repetidamente.
El museo de la novela de la eterna, escrito por Macedonio Fernández durante sus últimos veinte años de vida y publicado de manera póstuma en 1967. Es un libro extraño, consta de cincuenta prólogos más extensos en conjunto que la novela misma y, en sus páginas, Fernández acoge la arbitrariedad, quiebra los límites del lenguaje alterando las estructuras gramaticales y ortográficas, convierte la forma en el fin mismo e instaura un nuevo orden de las cosas y los personajes que nos comparte.
Programación orientada a objetos.
2018